martes, 5 de mayo de 2009

Injerto: etapa 3.

(Vale aclarar que éste no es el título del texto , es sólo un malflash momentáneo)


Grita, ella grita. Inconfundible entre los miles, ella me grita, buscando una respuesta. Me mira anhelante ¿Qué estoy haciendo? ¿Por qué sólo la miro sonriente, por qué esta indiferencia?.

Sólo la miro, con un amor inconfundible reflejado en mis ojos. ¡Pequeña, cómo te amé, cómo te amo! Hoy sólo puedo mirarte.

Y al darme vuelta para seguir mi camino, no puedo evitar que me tome de la mano, contagiándome su esencia por instantes, por largos momentos. Sus ojitos llenos de furia me miran con reproche. Ella pregunta por qué.

Y salta.

Y grita.

¡No, niña, no me hagas esto! ¿Qué tan lejos podré llegar sin vos? ¿Cuándo llegará el día en que pueda dejarte? Y por unos segundos me vuelvo ella, vuelvo a ser su incansable compañera, su eterna compinche. Las risas y la algarabía me llenan y el mundo es simplemente rosa, increíblemente verde.

Pero la fantasía termina, vencida bajo el plomo implacable de mi misma conciencia. Le dirijo la última y cálida sonrisa, teniendo la certeza que pronto escucharé su alegre correteo, sentiré su mano sobre la mía, y me dejaré seducir irremediablemente por su mundo, otra vez.

3 comentarios:

  1. Ay (L).
    Hace rato no pasaba por acá para deleitarme con tu prosa y tus textos.

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  2. Bien ahí Mar =) es re copa lo que escribís.

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  3. Bien ahí Mar, me encanta lo que escribís es re cope.

    Pablo de 1° 9na =)

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